El inicio de la música en niños a edad temprana y en el estudio del arte hace posible un aprendizaje con altos resultados académicos. En la música esta premisa toma un significado especial debido a la diversidad de conocimientos a percibir. Incluso, en la mayoría de los casos el niño llega a las aulas de clase deseando aprender pronto.
Una vez se integra el niño a este nuevo mundo comienza una interacción interesante pues se siente el protagonista de la obra. A ciencia cierta lo es y por ello debe ser conducido de la mano por sus maestros de manera responsable. El interés del niño por la música tiene que ser aprovechado por sus guías.
El maestro tendrá la difícil tarea de encaminarlo poco a poco y el alumno reconocerá ese gesto con el transcurrir del tiempo. Es asombroso observar cómo el niño se identifica con su profesor de música al que ve con admiración y respeto.
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La música en niños: más temprano que tarde
Salvo marcadas excepciones, la edad promedio para iniciar la música en niños se ubica alrededor de los 3 años. Este debut puede estar investido de un aprendizaje avanzado por la propia aptitud del alumno o por la apatía demostrada. En el primero de los casos dará frutos importantes.
Aquí nace la ardua tarea del educador quien tendrá que dejar que fluyan las dotes de su nuevo músico o por el contrario esculpirlo de a poco. Por tal razón, es preciso su inicio temprano en este arte, aunque podrá postergar su ingreso si así lo prefiere.
Muy a menudo el especialista en música al recibir un nuevo pupilo explora directamente al recién llegado. Acostumbra acompañarse de algún instrumento musical ejecutando temas para pequeños quizá para lograr captar su atención. Luego entonará melodías fáciles para que su alumno se anime a seguirle.
Con estos ejercicios explorará lo que se denomina oído musical y de allí pasará directamente a la verificación rítmica. Estas dos evaluaciones le darán aportes importantes para conocer de una manera rápida pero eficaz, la aptitud de su alumno. También demostrará la importancia de la música en niños.
«¡Mami, papi quiero ser músico!»
Quizá en muchas ocasiones los padres han escuchado esta hermosa frase. Para algunos comienza un fuerte dolor de cabeza, para otros una bendición divina. A todo esto cabría preguntarse, ¿por qué será un problema que mi hijo quiera ser músico? La respuesta se encuentra en el contexto socio cultural de la familia.
En la antigüedad, en los países latinos, el ser músico era sinónimo de vago, holgazán, irresponsable y bohemio. De esta aseveración se desprende que no eran bien vistos por la sociedad. Ya a mediados del siglo XX en adelante esta profesión pasó a tener un mejor concepto.
Por otro lado, en Europa el músico era visto como un ser de gran inteligencia y de sobrados valores. Si un niño se dedicaba de lleno a este arte se le admiraba y respetaba como un prodigio. Para el bien de la enseñanza musical la teoría americana fue superada y hoy en día los pequeños se dedican libremente a ella.
En realidad, pasó de ser un dolor de cabeza a una bendición divina. Ya que enaltece el alma, el conocimiento. Así la música en niños fluye rápidamente disponiéndolos a dejarse llevar por las notas. Dejada a un lado la visión errada de la acepción antigua del músico hoy por hoy es una digna profesión.
Un buen músico
La interacción del especialista con su alumno le da herramientas suficientes para conocer sus habilidades y también sus debilidades. Existen casos en los cuales los niños se adaptan fácilmente al ámbito musical. Otros por el contrario demoran en adquirir conocimientos.
El examen previo arroja al especialista una serie de tópicos relevantes que debe tomar en cuenta a la hora de dedicarse al alumno constantemente. Sabrá si el niño se inclina por la ejecución instrumental, por la práctica coral o si es simplemente un espectador.
Si observa una inclinación hacia los instrumentos determinará si le gustan las cuerdas, los vientos o la percusión. Si su preferencia es cantar, le conducirá hacia la práctica coral y aprovechará su voz. En definitiva, el futuro artista será quien exprese libremente sus aptitudes.
Iniciación musical
En esta etapa la música en niños es un medio para disfrutar y expresar sentimientos. Comienza a desarrollar su creatividad a través de las relaciones interpersonales que va creando con su maestro y compañeros. Conoce su cuerpo, utiliza su voz y su movimiento corporal.
El niño descubre poco a poco términos importantes como el pulso y el ritmo. Aprende a dar importancia al silencio y su gran utilidad en la música. En los primeros días las palmas de sus manos se convierten en su primer instrumento a ejecutar.
Si el especialista percibe la cualidad del alumno y la direcciona correctamente habrá sido pieza fundamental en el aprendizaje avanzado del menor. De esta manera se dará un paso importante en el descubrimiento de un nuevo artista.
Debe tenerse claro que no es preciso desconectar al infante de sus actividades cotidianas. No podrán meterlo de lleno sólo en el aula musical, pues es precisa su formación completa como ser humano. La iniciación es, en suma, la fase más importante en la formación del músico.
«Yo quiero tocar ese instrumento»
Es común observar que el niño en su fase de iniciación demuestre su inclinación por un determinado instrumento musical. Pone toda su atención en el especialista cuando ejecuta la guitarra, la flauta dulce, el tambor o el xilófono. En ese instante su mente echa a volar, cierra sus ojos y se ve reflejado en pleno concierto.
De igual forma sucede cuando le escucha cantar. Quiere hacerlo como su maestro. Quizá no lo haga igual, pero pone todo su empeño en subir su tono de voz e imitarlo. Es preciso que el docente le pida que lo siga y que canten juntos para cultivar su inclinación al canto.
A una edad temprana el niño puede desear tocar todos los instrumentos. Es normal, pues la alegría y la motivación por ese mundo nuevo de música y canciones le hacen soñar. Se recomienda iniciarlo en la percusión para que su oído rítmico vaya adaptándose a la ejecución como tal.
Aprendizaje avanzado
La música en niños tiene la particularidad de mejorar significativamente el aprendizaje. De allí que el alumno experimente una mejor concentración y mejore la capacidad de su memoria. Este recuerda las canciones y sus letras, reconoce sus silencios e identifica arreglos sencillos.
El alumno puede demostrar una gran habilidad en la ejecución instrumental. La música estimula su inteligencia y por ello su proceso de aprendizaje le da buenos resultados. El maestro puede lograr que su pupilo se interese por experimentar con un instrumento que no es el de su ensayo habitual.
Cuando el niño entona con su voz una determinada pieza musical de igual forma está enriqueciendo su vocabulario. A pesar de tener una corta edad puede repetir palabras difíciles que ha escuchado solo en las canciones. Incluso, puede cantar en otro idioma con gran facilidad.
Cuando observamos un niño como solista en un concierto debemos saber que tras él quedan arduas horas de ensayo. El hecho de verle ejecutar un instrumento a los 4 o 5 años demuestra que ha tenido un excelente aprendizaje. Los prodigios existen y en la música esta premisa ha quedado bien fundamentada en la historia.
Finalmente, ¡a tomar la batuta!
Una vez el niño se haya compenetrado con el ambiente propiciado por sus maestros y compañeros seguirá adquiriendo conocimientos. Tendrá que estudiar lenguaje musical, técnicas de práctica coral, historia y armonía. Estas cátedras obligatorias irán tomadas de la mano con el estudio del instrumento escogido.
Es preciso que el niño no pierda el interés en este arte. Los padres serán bastión principal en la formación del nuevo músico junto al especialista. Tendrán un sólo norte y no perderán de vista la formación integral del menor. Y seguro que mañana todos sonreirán a la hora de la foto en el concierto más esperado.
Referencias:
www.redmusicamaestro.com/beneficios-de-la-musica-en-los-ninos
www.bloghoptoys.es/importancia-de-musica-el-aprendizaje
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